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Sedimento (I)
Acabé el año pasado con un retiro de meditación de 10 días. Nunca había hecho nada similar, y me pareció una experiencia indescriptible. Un viaje al interior de la mente en el que reencontrarte, o afrontar, recuerdos acumulados en los lugares más recónditos de nuestro cerebro. Los sedimentos de nuestra conciencia que se precipitan al fondo pero que no desaparecen. Uno de esos recuerdos que me llegaron durante la meditación, sin saber de dónde ni por qué, fue la imagen de mi amigo Chavas trabajando en su tesis en Holanda. Chavas y yo fuimos a hacer nuestro intercambio de Erasmus a Delft hace unos diez años. Él decidió hacer una investigación acerca de cómo distintos caudales en un río determinan el transporte de sedimentos, es decir, ver qué pasa con las piedras del río cuando baja más o menos agua. Chavas es un tipo brillante, y la gente de la universidad de Holanda no tardó mucho en darse cuenta, así que pusieron toda la infraestructura de investigación a su disposición. En pocas semanas mi amigo había diseñado todo un experimento. Empezó por pintar kilos de piedras con pintura de piscina según su tamaño, para así poder distinguirlas fácilmente. Usó uno de los canales del laboratorio de hidráulica para simular un río, modificando el caudal según sus parámetros de experimento, y ahí iba añadiendo las piedras pintadas. En la parte final del canal instaló una cámara que iba tomando fotografías cada cierto tiempo, capturando la distinta distribución de piedras de colores según los caudales. Incluso llegó a escribir un código para que un programa de ordenador pudiera leer la información de las fotos y sacar la granulometría o distribución de tamaños automáticamente. El experimento de Chavas duraba 24 horas y tenía que haber alguien en el laboratorio permanentemente. Varios amigos le ofrecimos tomarnos turnos para que pudiera descansar, pero todos sabíamos que Chavas ama la épica y no cedería a nuestra oferta. Es más, estoy seguro de que él hubiera preferido un experimento de 48 horas para hacerlo todavía más heroico. Fui a visitarlo antes de la media noche, vistiendo un polo verde, su color favorito, y le llevé un poco de cena. Todavía recuerdo a Chavas, con su sonrisa de oreja a oreja, moviéndose por el laboratorio igual que pez en el agua. Ingrávido, feliz, fluyendo.
Esta semana he podido visitar Jánovas, un pueblo del Pirineo aragonés que fue evacuado para la construcción de una presa en los años 60. La presa, un proyecto de la dictadura de Franco, provocó la expropiación y el desalojo por la fuerza de toda la población, algo repetido a lo ancho y largo del territorio español. Son decenas de miles de personas las que han sido desplazadas de sus pueblos en España para la construcción de presas. Lo que hace particular el caso de Jánovas es que el embalse nunca llegó a construirse, por lo que todo ese sufrimiento y destrucción (la empresa hidroeléctrica dinamitó viviendas y edificios públicos para forzar la expulsión de la población) fue en vano. Alrededor del año 2000 el proyecto del embalse fue cancelado y desde entonces las gentes de Jánovas han retomado la tarea de reconstruir su pueblo.
Las presas bloquean ríos para así almacenar su agua, y con ello, también acumulan sedimento. Todas esas piedras que en condiciones naturales son arrastradas por el río quedan ahora atrapadas por la presa, reduciendo su vida útil y provocando desequilibrios en el ecosistema aguas abajo de la presa. Estas barreras también impiden el paso de los peces, haciendo difícil o imposible migraciones como la del salmón en Canadá. Existe un movimiento a nivel mundial para la demolición de presas que ya no están en funcionamiento y así restaurar los ecosistemas fluviales. Se calcula que en Europa hay casi una barrera por cada kilómetro de río. Casi 7.000 presas ya han sido demolidas en los últimos años. Y las que faltan para que el agua y los sedimentos fluyan sin obstrucción alguna, igual que nuestras mentes.
Hasta pronto,
Jose
(Español más arriba)
Sediment (I)
I ended last year with a ten-day meditation retreat. I had never done anything similar and it was an experience beyond words. A deep dive into the mind to meet again, or face, memories hidden in the most unexpected corners of our brain. Sediments of our consciousness that deposit at the bottom but do not disappear. One of the memories that came up during the meditation, without knowing where it came from or why, was the image of my friend Chavas working on his thesis in The Netherlands. Chavas and I went to Delft for an Erasmus exchange program about ten years ago. He decided to research how water discharge affects sediment transport in a river. Or in other words, what happens to river rocks when there is a small or large water flow. Chavas is a brilliant guy, and the Dutch university staff quickly noticed that, so they gave him access to all the research infrastructure. In just a few weeks he had designed his river experiment. He started by painting lots of stones with pool paint according to their size, so they could be color-coded and differentiated easily. He used a flume or channel in the hydraulic lab to simulate a river, modifying water discharge according to his research parameters. Then he added the painted rocks to it. At the end of the channel he installed a camera that took pictures at a certain pace, capturing the different distribution of coloured rocks for each water discharge. He even wrote code so a computer software could read the information from the pictures and draw a graph showing the rock distribution automatically. Chavas’ research lasted 24 hours and there had to be someone supervising it constantly. A few friends offered him to take turns so he could rest, but we all knew that Chavas loves the epic and he would not take our offer. I even think he would have preferred a 48-hour experiment to make it even more legendary. I went to visit him just before midnight, wearing a green polo (his favourite colour), and brought him some dinner. I still remember Chavas, with an ear-to-ear smile, moving across the lab like fish in a pond. Weightless, happy, flowing.
This week I visited Jánovas, a town in the Aragonese Pyrenees that was evacuated to build a dam in the 60s. The dam, a project from Franco’s dictatorship, led to the expropriation and displacement of all the town’s population, something that has happened across the Iberian Peninsula multiple times. There have been tens of thousands of people removed from their homes to build reservoirs in Spain. What makes Jánovas different is that the project was never implemented, so all that suffering and destruction (the hydroelectric company blew up homes and public buildings to push people out) was in vain. Around the 2000s the project was cancelled and since then the people from Jánovas have been working on rebuilding their town.
Dams block rivers to store their water, and with that, they also store their sediment. All those rocks that under natural conditions are transported by the river are now trapped in the reservoir, taking up space and reducing its life span. It also disrupts the ecosystem downstream, blocking the migration of fish such as Salmon in Canada. There is worldwide movement to remove decomissioned dams and restore river ecosystems. It is estimated that in Europe there is almost one barrier for each river kilometer. Almost 7,000 dams have already been demolished in recent years. And many more need to be removed so water and sediments flow freely, same for our minds.
Take care,
Jose
Qué honor haber sido mencionado en uno de tus artículos. Más honor aún haber aparecido en tu mente meditativa comiendo (‘llegará el fin del mundo y nos pillará con la boca llena’) y de verde (el color de Sobek). Menciono otro punto de vista sobre las presas sin demasiado detalle.
Es cierto que la construcción de presas tiene un impacto medioambiental importante, pero se ha de poner en perspectiva con el impacto de las alternativas. E.g., ¿Cuál sería el impacto de generar la electricidad de la presa de las Tres Gargantas por otros medios? El impacto de las presas se puede mitigar, por ejemplo, trasladando el sedimento aguas abajo (sediment bypassing). Suiza y Japón tienen amplia experiencia en esta técnica (https://www.researchgate.net/publication/273063247_Sediment_bypass_tunnel_design_-_review_and_outlook). Se pueden hacer pasos para peces. No son perfectos (no evitan el problema) pero es mejor que nada (mitigan). Desde mi punto de vista la cuestión no es si algo es un problema sino qué opcion genera menos problemas.
La mayoría de las presas del mundo no son como la de las Tres Gargantas. Muchas son pequeñas y han dejado de ser útiles (e.g., generaban mucha electricidad para el consumo en los años 40 y ahora han dejado de ser rentables). El impacto se minimiza si en vez de muchas pequeñas hay menos pero grandes y con buenos planes de mitigación del impacto.