(scroll down for English, after the picture)
La perrita
Normalmente el tema del boletín va surgiendo de forma natural. Quizás es una noticia en el periódico, una anécdota, una conversación o un pensamiento lo que enciende la chispa que acaba siendo el artículo. Es un proceso muy divertido e impredecible. Esta semana había pedido a tres amigas que compartieran sus pensamientos acerca de cómo la pandemia, y en particular los encierros, habían cambiado sus vidas, comunidades y ciudades. Todo estaba listo, apenas me quedaba editar sus textos, lo que iba a hacer el viernes por la tarde tras una semana frenética.
Julia y yo estamos cuidando de una perrita de forma temporal. No es nuestra, pero llegó a casa y hemos estado dándole cobijo hasta que se encuentre una familia en adopción. La mamá viene cada mañana a nuestra puerta, y la alimentamos, asegurándonos que la hija también pueda comer.
El viernes por la tarde, como decía, venía dispuesto a editar el boletín. Ya tenía el título, la foto y los textos, apenas me quedaba traducir y ya estaba. Al llegar a casa, la perrita y la mamá estaban esperando para que les diéramos de comer. Le dimos la comida a la mamá, que come dentro de casa, y le pusimos su cuenco a la perrita, que come en la entrada. En medio de la emoción del encuentro y el trajín de comidas, se cerró la puerta, quedándose las llaves dentro de casa. La situación era bastante surreal, con la perra dentro de casa y nosotros en la puerta, sin nada que hacer, viéndola a través del cristal.
Cuatro horas después, cuando conseguimos una copia de las llaves de nuestra casera, finalmente pudimos entrar a casa y la mamá e hija se reencontraron. Y esta es la historia de por qué la protagonista de este boletín es la perrita.
Saludos,
Jose
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Vuestras respuestas (editadas) al boletín anterior, Incertidumbre:
Jasper (The Randstad): También siempre me ha parecido que en España es el placer lo que guía a la gente. Lo que quiero decir es que el principal motor de la actividad es hacer lo que te dé la gana, no la salud, el trabajo o las normas sociales de “cómo se deben hacer las cosas”. Sobre todo en Madrid. Los domingos eran lo mejor. Las mañanas en La Latina, tapear, café bombón, dar cabezadas en una plaza, luego a las Ventas o Vicente Calderón, o a bailar por la tarde. Todo con 20 euros en el bolsillo. No creo que eso sea posible en ningún otro lugar. Al final eso también fue lo que se me hacía difícil: salidas hasta las 3 de la madrugada entre semana, dos cervezas y vino con gaseosa para comer y luego esperar que trabajara… ¡Qué fuerte!
Vuestras respuestas (editadas) a boletín anteriores:
Alfonso (Tilburg): Hay un sin fin de cosas que no queremos saber. Tengo entendido que nuestra propia psique determina que sí y que no te preguntas. El caso más alucinante es ‘la muerte’. Todos nos morimos. Lo sabemos desde que tenemos uso de razón. Sin embargo, no queremos pensar en ello. Da respeto; es un mecanismo de defensa. Lo mismo ocurre con toda la miseria en el mundo. Grande y pequeña. Si aplicas una estrategia como la de tu abuelo a todos los temas que te inquietan podrías evitar cosas negativas como en ese caso un melón soso. Por otra parte, no tendrías vida. ¿Como seria la existencia si buscáramos respuesta a todas esas preguntas? Nos meteríamos en situaciones muy difíciles. En realidad, lo que hacemos es sopesar si vivir con la respuesta nos vale más la pena que vivir con la pregunta. Por eso cogemos el paquete de pringles, bebemos la cervecita y aceptamos el riesgo de un melón soso. Y no queremos saber cómo va a ser el inevitable final de nuestra vida.
Víctor (Delft): Como paradigma del beneficio del esfuerzo colectivo está el método científico en sí mismo, donde uno empieza allí donde otros han acabado.
(Español más arriba)
The puppy
The newsletter’s topic usually flows naturally. It may be a newspaper article, a story, a conversation or a thought what sparks the beginning of the text. It is a really fun and unpredictable process. This week, I had asked three friends to share their thoughts on how the pandemic, and particularly the lockdowns, had changed their lives, communities and cities. Everything was ready, I just had to edit their texts, which I was going to do on Friday evening, after a hectic week.
Julia and I are temporarily looking after a puppy. She does not belong to us, but she arrived to our house and we have been taking care of her until we find an adoptive family. The mom comes every morning to our door and we feed her, making sure that the puppy can eat too.
On Friday’s evening, as I was saying, I was committed to edit the newsletter. I had the title, the picture and the texts, I just needed to translate it and that was it. When we got home, the puppy and her mom were waiting to be fed. The mom eats inside, while the puppy eats at the doorsteps. In the midst of the excitement and food party, the door closed, and the keys were left inside. The situation was quite surreal, the dog inside the house and us at the doorsteps, helpless, looking at her through the glass door.
Four hours later, when we managed to get a copy of the keys from our landlady, we finally managed to get into the house, and mom and daughter reunited. And this is how the puppy became the protagonist of this newsletter.
Take care,
Jose
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Your (edited) responses to the previous newsletter, Uncertainty
Jasper (The Randstad): I also think that pleasure is the main motivation for people in Spain. What I mean to say is that the main driving force for the day is whatever you feel like, not health, work, "how things are done". Especially in Madrid. Sundays were the best. Early mornings in La Latina, tapear, café bonbon, dosing in a square, then to Las Ventas or Vicente Calderon or early afternoon dancing. All with 20 euros in my pocket, max. I do not think that is possible anywhere else. In the end it's what broke me as well, the 3am nights on a weekday, two beers and wine with sparkling water for lunch and then being expected to actually work. Unbelievable!
Your (edited) responses to previous newsletters:
Alfonso (Tilburg): There are plenty of things we do not want to know. I read somewhere that our own mind chooses what you ask yourself and what you don’t. Death is the best example. We all are going to die, we know it, but we do not want to think about it. We are afraid of it and it is a response to that. The same happens to all the miseries in this world. Big and small. If you used your grandfather’s strategy to all the topics that concern you, you could avoid negative experiences. However, you could not live. How would our existence be if we tried to answer all those questions? We would be troubled. We try to ponder if finding the truth is actually worth it, at least more than living with the doubt. And that is why we eat the pringles, drink the beer and take the risk to buy a tasteless melon. And we do not want to know how the end of our life will be.
Víctor (Delft): The scientific method can be the paradigm of the collective efforts, where one person builds on top of everybody’s else work.