(scroll down for English, after the picture)
Técnica
Hace unos años me apunté a clases de música en el conservatorio de Toronto. Apenas había llegado a la ciudad y me pareció una buena forma de conocer gente y retomar la música. Las clases eran los lunes, de 7 a 8 de la tarde, aunque en la práctica se extendían hasta las 9 o 10 de la noche porque nos lo pasábamos en grande. Éramos un grupo de 6 a 8 personas, todas adultas y con la música como afición. El profesor nos daba partituras de canciones que cubrían diversos estilos musicales habituales en norteamérica como jazz, blues, rock o folk. La mayoría de las canciones eran nuevas para mí pero no me resultaba muy difícil poder seguirlas porque estaba acostumbrado a leer partituras. En todas las canciones llegaba el momento de improvisar, y ahí me quedaba helado. La técnica, la teoría, las prácticas de afinación, las largas horas estudiando solfeo…de nada servían en ese momento. Justo lo contrario a muchos de mis compañeros de clase, que apenas alcanzaban a leer la partitura pero gozaban en el momento de los solos, libres de la dictadura del pentagrama y con campo abierto para expresar lo que quisieran. Justo ahí me di cuenta de que mi formación musical era una formación técnica, casi militar, centrada en aprender el lenguaje de la música y los mecanismos del instrumento. Nunca me hablaron de la expresión, la improvisación, la emoción. Me adoctrinaron en el cómo pero se saltaron el qué. Me aprendí toda la gramática y el vocabulario musical de manera perfecta pero no tenía nada que decir.
Escuché hace unos meses una entrevista al compositor y productor argentino Gustavo Santaolalla. Gustavo ha compuesto bandas sonoras míticas para películas como Brokeback Mountain, Diarios de motocicleta o Babel. Ha ganado dos Óscars y ha producido discos para docenas de bandas. En esa entrevista Gustavo contó que no sabe leer ni escribir música. Para mí es algo casi imposible de concebir. ¿Cómo desarrolla y guarda sus ideas? ¿Cómo las comparte con otras personas? ¿Cómo puede interpretar música de otra gente? Su capacidad de expresar, de comunicar, de conmover, va más allá de los tecnicismos de la música. No conoce la mecánica del avión pero sin duda es capaz de pilotarlo y llevarnos a lugares desconocidos. Pensándolo bien, no debería parecerme tan raro. ¿Acaso no estoy escribiendo yo este boletín sin tener ni idea de teoría del lenguaje, estilo o escritura creativa?
La educación formal, ya sea en campos creativos, científicos o técnicos, te da herramientas válidas para analizar y crear. De manera colateral, la especialización y el propio ahondamiento en la disciplina van sesgando tu capacidad de observación, orientando tu mirada en una cierta dirección. Te va encajando de manera progresiva en cánones y dejas de ver las cosas con ojos de principiante. Los retos actuales, como la crisis climática, el debilitamiento de la democracia o la desigualdad social, exigen observar la realidad con una mirada nueva, dejando las trincheras de nuestras especialidades profesionales. Me aburre escuchar el discurso de científicos, abogadas, economistas o políticos que simplemente vomitan los mensajes que les han sido inculcados como sagrados en sus carreras o sus empresas. Es imposible obtener resultados diferentes haciendo lo mismo una y otra vez. Necesitamos divergencia, gente que cuestione sus disciplinas, sus compañías, sus puntos de mira, sus técnicas. Gente que domine las herramientas y que no sea dominada por ellas. No hay partitura para esta música.
Hasta pronto,
Jose
(Español más arriba)
Technique
A few years back I signed up for music lessons at the conservatory in Toronto. I was new to the city and I figured it would be a way to meet people and get back into playing. The lessons were on Monday, 7 to 8 pm, although we always ended up playing until 9 or 10 pm. So much fun. We were a group of about 6 adult amateur musicians. The professor gave us music sheets of north american jazz, blues, rock and folk songs. Most of the songs were new to me but I was used to reading music so I could play along quite easily. All the songs had an improvisation moment, and I froze. The instrument technique, music theory, tuning exercises… totally useless in that moment. Just the opposite to most of my classmates, who barely could read a music chart but had a blast during the improvisation, breaking free from the stave´s dictatorship and going off limits to express themselves. Just there I realized that my music education was a technical one, almost military, focused on learning the language of music and the mechanics of the instrument. No one ever told me about expression, improvisation or emotion. They indoctrinated me on the how but skipped the what. I learned all the music grammar and vocabulary but had nothing to say.
I recently listened to an interview with the Argentinian composer and producer Gustavo Santaolalla. Gustavo has composed epic soundtracks for movies such Brokeback Mountain, Motorcycle Diaries or Babel. He received two Oscars and has produced albums for dozens of bands. In that interview, Gustavo explained that he does not know how to read or write music. It is mind blowing for me. How does he develop and save his ideas? How does he share them with other people? How can he play other people’s music? His ability to express, communicate and move goes beyond music technicalities. He does not know a thing about the airplane mechanics but certainly can fly it and bring us to unchartered territories. Thinking about it, it should not shock me that much. Am I not writing this newsletter without any idea about language theory, style or creative writing?
Formal education, in creative, scientific or technical fields, provides useful tools to analyze and create, but there is a collateral damage. Specialization and deeper and deeper understanding of the discipline gradually distort your ability to observe, biasing your view towards a certain direction. You start to progressively fall into the trap of canonical frameworks and stop seeing things with beginner’s eyes. Current challenges, such as the climate emergency, democracy weakening or social inequality, ask us to see reality with fresh eyes, leaving our professional trenches. I get bored listening to scientists, lawyers, economists or politicians that simply throw up messages instilled in them as sacred by their universities or companies. It is impossible to get different results if we keep doing the same again and again. We need divergence, people who question their fields, their companies, their worldviews, their techniques. People who master the tools and it is not controlled by them. There is no sheet for this music
Take care,
Jose
Great read. What was the name of your band again?