Sedimento (II)/ Sediment (II)
¿Qué historias les vamos a dejar?/ What stories are we leaving behind for them?
(scroll down for English, after the picture)
Sedimento (II)
Precisamente un domingo como hoy, el último de la semana santa, en mi pueblo se celebra una tradición que existe desde hace décadas. La generación que cumple 17 años realiza un ritual para marcar la entrada al servicio militar (la famosa mili). El servicio militar obligatorio desapareció ya hace más de 20 años pero la tradición permanece. Semanas antes de este domingo las chicas y chicos de esa edad, los “quintos”, van a talar un chopo a la orilla del río Jalón. Ahí mismo se le cortan las ramas y se descorteza, dejando sólo el tronco principal, para que se seque y pierda peso. El tronco se esconde lo mejor posible, bajo una terraza u oculto en una acequia. Es parte de la tradición el que generaciones anteriores, que ya han pasado por el ritual, intenten encontrar tu chopo y trocearlo, arruinando así tu día. El sábado de semana santa, tras estar de fiesta toda la noche, los quintos inician su peregrinación en búsqueda del chopo alrededor de las 5 de la mañana. Tras encontrarlo, con suerte entero, se inicia la complicada tarea de sacarlo del escondite y llevarlo hasta la plaza del pueblo. La oscuridad, el alcohol y el cansancio dificultan la ya titánica tarea de cargar un tronco de más de 10 metros de altura y varios cientos de kilos durante más de un kilómetro. Un par de horas después, el chopo y el grupo de adolescentes trasnochados aparecen en la plaza. Ahí, ya con la ayuda del resto del pueblo (una mezcla de gente que ha pasado toda la noche de fiesta y llega directamente desde el bar y gente más formal que ya se ha levantado para iniciar su domingo), se procede a “plantar” el chopo. Esto es, retirar la tapa de un pozo de alcantarillado para introducir el chopo hasta dejarlo en posición vertical. Esa parte del proceso, a pesar de la gran cantidad de ayuda, resulta una de las más complicadas puesto que hay atar cuerdas al chopo para que mientras unos cuantos valientes intentan introducir la base en la alcantarilla, el resto tire de la cuerda e icen el chopo hasta su posición final. Finalmente, tras mucho esfuerzo y algún accidente menor, el chopo logra presidir la plaza del pueblo. En cualquier otro lugar del mundo, en ese momento se daría por concluida la fiesta y la gente se iría a dormir. En España la fiesta muta pero no se acaba, y la gente de todas las edades, hayan dormido o no, se van al río Grío para comer la tradicional torta de culeca. O se iban, porque esa zona ahora está sumergida bajo el embalse de Mularroya. Curiosamente, imitando el recorrido de los quintos, el embalse de Mularroya toma agua del río Jalón y la lleva al río Grío a través de un túnel. El proyecto ha estado cargado de polémica y se ha llevado a los tribunales en múltiples ocasiones por violar normativa ambiental. Finalmente, similarmente a lo que se puede ver con otras grandes obras como el tren Maya en México o la apertura a la construcción del cinturón verde de Ontario, se apela al interés público para así violar toda la legalidad.
Las presas, además de retener sedimento y agua, fomentan una gran evaporación de masas de agua. Se disipa el agua y se evaporan las historias del lugar. Que los quintos de mi pueblo no tengan a donde ir a comer la culeca es un mal menor, es una historia que se evapora para dar lugar a otra. Que se apele al interés público para justificar intervenciones humanas que violan todas las leyes de la naturaleza es una irresponsabilidad por la que estamos pagando, y por la que generaciones futuras seguirán pagando mucho después de que nosotras ya no estemos aquí. ¿Qué historias les vamos a dejar?
Hasta pronto,
Jose
(Español más arriba)
Sediment (II)
Precisely a Sunday like today, the last of Easter, there is a celebration in my hometown that has existed for decades. 17-year-old people take part in a ritual to mark the entrance to the military service (the famous mili). Mandatory military service disappeared more than 20 years ago but tradition endures. Weeks before this Sunday, people from that age, the “quintos”, log a black poplar in the banks of the Jalon River. Just right there they trim the branches and strip the bark, leaving just the main trunk to dry and lose weight. The trunk must be hidden to the best of your ability, maybe below a terrace or inside an acequia. Older generations, which have already passed the ritual, may try to find your poplar and chop it in smaller pieces, ruining your day. The prank is part of the tradition as well. On Easter Saturday, after partying all night, the quintos leave the pub around 5 am and start their pilgrimage in search of the poplar. Upon finding it, hopefully in just one piece, the complicated task of taking it out of the hiding spot and into the town square starts. Darkness, alcohol and fatigue make even harder the titanic endeavour of carrying a trunk of at least 10 meters and a few hundred kilograms for over a kilometer. A couple of hours later, poplar and haggard teenagers show up in the square. There, now with the help of the rest of the town (a mix of people who also spent the night partying and arrive straight from the bar and people who already woke up to start their regular Sunday), the poplar has to be “planted”. This involves removing the heavy cover of a sewer manhole and inserting the trunk until it reaches a vertical position. This part of the process, despite the large amount of hands on board, turns out to be one of the hardest. Some brave people try to introduce the base of the trunk in the manhole while the rest pull the other end with ropes. Finally, after a lot of work and some minor accidents, the poplar manages to dominate the town square. Anywhere else, this would be enough of a show and people would go to sleep. In Spain, celebration mutates but does not end, and everybody, regardless of the amount of sleep, goes to the Grio River to eat a traditional bread or “torta de culeta”. O they used to go, because that area is now under water as part of the Mularroya dam. Just like the trajectory followed by the quintos, the Mularroya dam takes water from the Jalon River and brings it to the Grio River through a tunnel. The project is surrounded by controversy and has been brought to court in multiple occasions for not respecting the environmental regulation. Similar to what has happened with other major infrastructure projects such as the Maya train in Mexico or the development of the Greenbelt in Ontario, politicians appeal to “public interest” to bypass all legal regulations.
Dams, in addition to blocking sediment and water, lead to huge water evaporation. Water dissipates and stories evaporate. That my town’s quintos do not have a place to go eat their culeca bread is a lesser evil. Just a story that evaporates to create another one. Using public interest to justify human interventions that go against all nature principles is an irresponsibility we are paying for. And future generations will continue to pay for even when we are not here any longer. What stories are we leaving behind for them?
Take care,
Jose
Pues, ahi está el problema. Los conozco y son malos dinner guests haha
Necesito empezar una tradición en mi barrio. We need to vote Ford out in Ontario.