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Sagrado
Un conocido acaba de perder todo su dinero víctima de un fraude. Un estafador fingió llamarle en nombre de su banco para alertarle de unas transacciones sospechosas y recomendarle que cambiara sus fondos a otra cuenta. Le pillaron despistado y cayó en la trampa. En unos segundos todo su dinero se esfumó, sus ahorros de toda una vida desaparecieron. No tiene ni para comprar la comida de la semana. Cuando me lo contó un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba abajo. ¿Qué queda cuándo desaparece el dinero?
En una entrevista reciente la activista Yayo Herrero explicaba que la antropología describe lo sagrado como aquello que las distintas culturas consideran imprescindible para garantizar su supervivencia. En algún momento las culturas occidentales, al igual que actualmente las culturas indígenas de Canadá o el norte de Japón, consideraban sagrado elementos vitales para la supervivencia del ser humano y, por ende, todas las especies de este planeta. El agua es sagrada, el suelo fértil es sagrado, el sol es sagrado, la luna es sagrada, las montañas son sagradas, el lobo, las fresas, los ríos, los peces, las aves, las personas, los árboles, las hormigas, son sagradas. Son sagrados porque son parte esencial del entramado de vida en la Tierra, cumpliendo su función en el ecosistema y sirviendo a un propósito mayor a todos ellos, el de perpetuar los ciclos vitales. Yayo comentaba que el elemento sagrado de la cultura occidental actual, el indicador clave para evaluar cualquier cosa, es el dinero. Un bosque maduro y diverso no contabiliza como riqueza para ningún gobierno, a pesar de cumplir funciones esenciales para la supervivencia de la vida en este planeta como la absorción de carbono o la regulación del ciclo del agua. Esos mismos árboles talados y convertidos en madera para fabricar muebles se convierten automáticamente en una aportación a la actividad económica del país, o el producto interior bruto. Lo mismo ocurre con la guerra, mucho más rentable que la paz, o la enfermedad, mucho más atractiva financieramente que la salud.
Hemos puesto el dinero en el centro de todo, y así se explica que se normalice la contaminación y agotamiento del agua, o el uso de pesticidas y agrotóxicos para la producción de alimentos, o la ampliación de aeropuertos en plena crisis climática, o la producción masiva de plásticos de un solo uso, o el asesinato de personas inocentes. Cualquier medio está justificado con el fin de aumentar la actividad económica. No sé si en algún otro momento de nuestra historia como especie habíamos vivido paradojas tan fuertes como las actuales. Paradojas que algunas personas sufren (o asumen) a diario en su propia piel. En los últimos meses he conocido a gente que trabaja en la producción de leche a nivel industrial, medicamentos, redes sociales o productos financieros. Todas esas personas tienen algo en común: no consumen ni recomiendan los frutos de su trabajo. Utilizan su talento y la mayor parte de su día para producir algo que ni ellas mismas aceptan. ¿Tantos años de evolución y el don de la conciencia para culminar en esto? ¿De dónde viene este anhelo de extinción?
No sé que quede cuando desaparezca el dinero, la idea aterra. La falta de debate al respecto aterra todavía más. Es sabido que el crecimiento ilimitado en un planeta con límites es imposible, sin embargo, preferimos evitar la reflexión. ¿Cómo superar nuestra adicción al capital y re-sacralizar la vida?
Gracias por leer y hasta pronto,
Jose
(Español más arriba)
Sacred
An acquaintance just lost all his money to fraud. A fraudster pretended to call on behalf of the bank to alert him about some suspicious transactions and suggested switching the funds to another account. He’s distracted and fell into the trap. Within seconds all his money was gone, his life savings gone. He doesn't even have enough money to buy food for the week. When he told me about it, a shiver ran up and down my body. What's left when money disappears?
In a recent interview, activist Yayo Herrero explained that anthropology describes “the sacred” as what different cultures consider essential to ensure their survival. At some point in time, western cultures, as well as today's Indigenous cultures in Canada or northern Japan, considered elements vital to the survival of human beings and, therefore, all species on this planet, to be sacred. Water is sacred, fertile soil is sacred, the sun is sacred, the moon is sacred, the mountains are sacred, the wolf, strawberries, rivers, fish, birds, people, trees, ants, are sacred. They’re sacred because they’re an essential part of the web of life on Earth, fulfilling their function in the ecosystem and serving a purpose greater than all of them, that of perpetuating life cycles. Yayo commented that the sacred element of today's western culture, the key indicator for evaluating anything, is money. A mature and diverse forest doesn’t count as wealth for any government, despite fulfilling essential functions for the survival of life on this planet such as carbon absorption or regulation of the water cycle. Those same trees cut down and turned into lumber for furniture automatically become a contribution to the country's economic activity, or gross domestic product. The same is true of war, which is much more profitable than peace, or disease, much more financially attractive than health.
We have put money at the center of everything, and this explains the normalization of water pollution and depletion, or the use of pesticides and agrotoxics for food production, or the expansion of airports amid a climate crisis, or the massive production of single-use plastics, or the murder of innocent people. Any means are justified to the end of increasing economic activity. I don’t know if at any other time in our history as a species we have experienced paradoxes as strong as the current ones. Paradoxes that some people suffer (or assume) daily in their own skin. In the last few months I’ve met people who work in industrial milk production, medicines, social networks or financial products. All these people have one thing in common: they don’t consume or recommend the fruits of their labor. They use their talent and most of their time to produce something they themselves do not accept. So many years of evolution and the gift of consciousness to culminate in this? Where does this longing for extinction come from?
I don't know what’ll be left when money disappears, the idea is terrifying. The lack of debate about it terrifies me even more. It is known that unlimited growth on a limited planet is impossible, yet we prefer to avoid the reflection. How to overcome our addiction to capital and re-sacralize life?
Thanks for reading and take care,
Jose
When our shared humanities’ life flashes before it’s eyes, we will stop thinking about money
That is a topic that have haunted me everyday for many years. Every decision, regarding what we choose to do in our life, seems to be related to money. Yet it looks like we always need more to live a life closer to our beliefs...